Las avenas son la opción ideal cuando queremos forraje en otoño. Para ello es clave sembrar temprano (mediados de enero) aprovechando la tolerancia a calor de esta especie.
Así llamamos a los raigrases de ciclo más largo, con alta producción de primavera que en algunos materiales puede extenderse hasta el verano. Algunos de ellos pueden comportarse como bianuales dependiendo de las condiciones del verano.