Las ocho claves para una implantación de pasturas exitosa

13th of April, 2020

1.   Planificación de la rotación forrajera

Planificar la rotación de pasturas y cultivos forrajeros o agrícolas a asignar a cada potrero y ajustar cómo estos se ordenan en el tiempo para ofrecernos una combinación equilibrada cada año, es una tarea que no tiene costo y que es de altísimo impacto. Al definir un sistema de producción animal particular, con sus categorías y sus correspondientes necesidades nutricionales y objetivos productivos, habremos establecido la curva de demanda animal. Nuestros verdeos, pasturas perennes y cultivos forrajeros deberán intentar copiar esa curva de la mejor forma ofreciendo pasto en cantidad y calidad y/o permitir cubrir los déficits forrajeros que surjan en invierno o verano mediante la producción de alimento a diferir en pie o conservar bajo la modalidad de silo o fardo.

La rotación dentro de un potrero, que resulta de encadenar pasturas y cultivos con características diversas, genera espacios de tiempo en los que el huésped susceptible está ausente, permitiendo reducir la presencia de plagas y enfermedades importantes que muchas veces condicionan la persistencia y productividad de nuestras pasturas. El manejo integrado de malezas también resultará favorecido por la combinación de diversos componentes que admiten herbicidas diferentes y muy especialmente porque las nuevas malezas resistentes a herbicidas que han surgido en la agricultura de granos son particularmente sensibles a la competencia de las pasturas perennes.

La rotación también definirá el antecesor que tendrá nuestra nueva pastura y de este surgirán condiciones particulares de cantidad y características del rastrojo o tapiz sobre el que habremos de sembrar, las malezas predominantes, la disponibilidad o el déficit de nutrientes y quizás también condicionará la fecha de siembra.

2.   Elección de especies y variedades a sembrar

Definidos los grandes componentes de nuestro sistema forrajero y la rotación de cada potrero, corresponderá elegir cada año las especies y variedades a sembrar en pasturas perennes y verdeos. Estas deberán ajustarse a las características de los suelos e intentar acompañar, de la mejor forma posible, la demanda animal esperada en cada estación del año.

PGG Wrightson Seeds es hoy parte de la mayor empresa de genética de pasturas del mundo y su misión es generar soluciones locales para sistemas reales de producción. Nuestra amplia gama de opciones es producto de décadas de trabajo de mejoramiento genético en el país. La fuerte conexión con Nueva Zelanda y Australia ha permitido generar opciones pensadas para sistemas pastoriles intensivos que se desarrollan en ambientes transicionales, con inviernos templados a cálidos y veranos calurosos. A modo de ejemplo podemos citar las trascendentes contribuciones de las festucas Quantum y Quantum II, los raigrases anuales tetraploides Winter Star y Winter Star II, los raigrases italianos Feast y Magno, achicoria Grasslands Puna II y los raigrases perennes Horizon, Banquet II, Halo y Reward. En una segunda etapa, y en el marco de la alianza para el mejoramiento genético entre INIA, GIL y PGG Wrightson Seeds, hemos desarrollado las festucas INIA Aurora e INIA Fortuna y las variedades de raigrás INIA Camaro e INIA Escorpio y el festulolium INIA Merlín. Más recientemente hemos lanzado al mercado el nuevo raigrás Winter Star 3, el raigrás perenne Virazón y la festuca Rizar, completando así una amplia paleta de productos desarrollados en nuestro país y pensados para nuestros sistemas de producción.

En esta breve nota hemos referido a las dos especies más importantes, pero igual esfuerzo hemos dedicado al resto de las especies anuales y perennes que componen nuestros sistemas de producción forrajera. Más información sobre cada una de nuestras variedades puede encontrarse en nuestro sitio web: https://www.pgw.com.uy/

3.   Semilla SemTium: tratamiento profesional de semillas para mejorar la implantación

La tecnología SemTium de PGG Wrightson Seeds busca brindar un conjunto de soluciones relacionadas con el tratamiento profesional de la semilla, incorporando insecticidas específicos, fungicidas amigables con bacterias benéficas, biofertilizantes y biopromotores. Las versiones peleteadas incluyen el recubrimiento profesional que contribuye a mejorar la plantabilidad y mejora la velocidad de imbibición y germinación. Si bien las versiones SemTium Pel incluyen un menor número de gérmenes por kg de semilla, las tecnologías que acompañan a la semilla más que compensan esta diferencia, generando un beneficio neto que se traduce en una mejora de entre 10 y 25% en la cantidad de plantas logradas al concluir el proceso de implantación. En la versión SemTium Pro Pel para leguminosas forrajeras incluimos doble dosis de inoculante específico, permitiendo que el productor disponga de semilla lista para sembrar. En resumen, SemTium permite lograr una emergencia más rápida y uniforme y una mejor implantación de la pastura con mínimo impacto ambiental y riesgo para la salud, al evitar la manipulación de agroquímicos.

4.   El barbecho

El período de barbecho es el tiempo que transcurre entre el secado o culminación por madurez del antecesor y la siembra de la nueva pastura. En este período debemos resolver posibles limitantes y generar las mejores condiciones para una excelente implantación. Esta sería la lista de objetivos a alcanzar durante el período de barbecho:

- Muerte del tapiz anterior o inicio de descomposición del rastrojo del cultivo antecesor

-  Control de malezas presentes

-  Descompactación natural y/o mecánica

- Corrección de microrelieve causado por pisoteo o tránsito de maquinaria

-  Acumulación de agua en el perfil del suelo

La siembra directa nos permite sembrar sin laborear el suelo, reduciendo dramáticamente la erosión y cuidando las condiciones para poder pastorear con piso. Esta técnica permite reducir los largos de barbecho, ya que no tenemos que realizar las múltiples pasadas de herramientas de laboreo que antecedían a las siembras bajo el sistema tradicional. Sin embargo, esta situación puede llevar a acortar por demás el largo de barbecho, no permitiendo que ocurran los procesos naturales de descomposición vegetal y descompactación del suelo, perjudicando la calidad de la siembra y la implantación de la pastura. Recomendamos entonces planificar los largos de barbecho respetando los plazos para que estos procesos ocurran y generemos condiciones óptimas para la nueva pastura a sembrar.

5.   Muestreo de suelos, monitoreo de nutrientes y definición de la fertilización a la siembra

El éxito de toda buena pastura depende en gran medida de asegurar una adecuada nutrición y una porción importante de los nutrientes debe ser suplida mediante la fertilización. Los fertilizantes aplicados son responsables por aproximadamente dos tercios de los costos de toda pastura y para gestionar esta inversión de manera eficiente debemos, por lo menos, analizar la situación de partida de toda nueva pastura. Con el tiempo iremos construyendo nuestro propio banco de datos para cada potrero, permitiendo identificar situaciones de suficiencia, que generarán ahorros, y situaciones de deficiencia a ser corregidas con la fertilización a la siembra y las refertilizaciones anuales.

Fósforo (P): La aplicación de fósforo ha sido una práctica habitual tanto en la siembra de pasturas, como en su refertilización anual. Conscientes de las deficiencias en disponibilidad de fósforo que suelen tener nuestros suelos y de la demanda particular de este nutriente por parte de las leguminosas forrajeras, la investigación nacional ha promovido la fertilización con fósforo y los productores la han adoptado. Su adecuada disponibilidad promueve producción de forraje y aumenta la tolerancia al déficit hídrico y la defensa vegetal frente a plagas y enfermedades. Por años hemos medido el fósforo disponible o asimilable usando el método Bray I y más recientemente se ajustaron rangos óptimos y valores de equivalente fertilizante para tres métodos (Bray I, Resinas de Intercambio Catiónico y Ácido Cítrico), diferentes suelos y diferentes fuentes de fósforo. Los resultados pueden consultarse en la siguiente publicación: http://www.inia.uy/Publicaciones/Documentos%20compartidos/st-248-2019.pdf

Potasio (K): El potasio es otro macronutriente clave para el normal funcionamiento de las plantas: participa del metabolismo energético, de la síntesis proteica, en el transporte por haces vasculares, en la regulación de la presión osmótica y en el crecimiento radicular, entre otras funciones fundamentales. La acumulación de años de agricultura ha generado situaciones en las que resulta rentable aplicar este macronutriente. En consecuencia, recomendamos evaluar el contenido de potasio intercambiable en el suelo. Investigadores nacionales encontraron que de manera general podemos manejar un nivel crítico de 0,34 meq/100 g de suelo (http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2301-15482011000200011), pero sugerimos analizar este indicador en combinación con la Capacidad de Intercambio Catiónico, las Bases Totales y los contenidos de Calcio, Aluminio y Sodio para estimar la relación entre bases y así hacer una interpretación más completa que nos ayude a definir la necesidad de aplicar potasio a la futura pastura a sembrar.

Azufre (S): El azufre es otro nutriente que ha cobrado importancia en la última década y que hoy entendemos debe considerarse a la hora de elaborar nuestro plan de nutrición de pasturas. El análisis de azufre disponible en el suelo carece de información nacional que permita su uso para definir la fertilización. En consecuencia, sugerimos considerar el uso de fórmulas que contengan azufre, ya que con cantidades relativamente bajas logramos suplir la demanda de las plantas y asegurar que este no limite la respuesta vegetal a aplicaciones de Nitrógeno. Como ejemplo podríamos mencionar el uso de superfosfato simple o común, que contiene 12% de azufre.

Acidez y encalado: Nuestros suelos son ligeramente ácidos, pero cuando son expuestos a aplicaciones altas y frecuentes de fertilizantes nitrogenados amoniacales, como la Urea o el Sulfato de Amonio, pueden tornarse ácidos y limitar el crecimiento vegetal. La acidez del suelo altera la disponibilidad de los principales nutrientes. A medida que el suelo se torna más ácido se reduce la disponibilidad de Nitrógeno, Fosforo, Potasio, Azufre, Calcio y Magnesio. La nodulación y la fijación biológica de Nitrógeno también se ven afectadas negativamente cuando aumenta la acidez del suelo. 5,5 podría indicarse como un valor mínimo de pH de referencia para la mayoría de las especies forrajeras, aunque para alfalfa correspondería proponer un valor mínimo de pH, que asegure el buen desempeño, en el entorno de 6,0. Cuando la acidez esté por debajo de estos valores de referencia podemos aumentar la oferta de nutrientes para compensar su menor disponibilidad, y/o considerar la práctica de encalado para corregir el pH del suelo.

Evolución de la materia orgánica y construcción de fertilidad: Aconsejamos monitorear el contenido de materia orgánica de los suelos. El estudio de la evolución del contenido de materia orgánica nos permite detectar cambios que indiquen degradación o mejora de los suelos. La materia orgánica participa activamente como fuente de nutrientes para las plantas y está fuertemente relacionada con la fertilidad física de los suelos, que se refleja en la estructura y con esta las oportunidades de exploración radicular, la infiltración y la capacidad de almacenamiento de agua.

Nitrógeno (N): El nitrógeno es un nutriente que las plantas precisan en cantidades importantes y en suelos bajo siembra directa su oferta es en general limitada. Cuando la pastura esté compuesta fundamentalmente por especies gramíneas, tendremos que agregarlo mediante la fertilización. Al mismo tiempo, este es un nutriente fuertemente expuesto a pérdidas por lavado, denitrificación y volatilización. En consecuencia, recomendamos fraccionar su aplicación. Colocaremos algo a la siembra para estimular los procesos que ocurren durante la implantación y continuaremos aplicando de manera secuencial a medida que transcurre la estación de crecimiento, cuando no haya otras restricciones importantes (sequía o muy bajas temperaturas) y tengamos necesidad de promover la producción de forraje.

6.   Fecha de siembra

La elección de la fecha de siembra, al igual que la planificación de la rotación, es una variable de manejo de alto impacto y cuyo costo es cero. Como sabemos, costará lo mismo sembrar la nueva pastura en la fecha óptima, que sembrarla tarde, cuando el proceso de implantación sea más lento, nos expongamos a mayor competencia por malezas, aumente el riesgo de erosión hídrica por extender el período en el que no logramos cubrir completamente el suelo y postergamos sensiblemente la fecha del primer pastoreo. Cuando la temperatura media es igual o superior a 15 °C (otoño temprano), una pastura perenne demora unos diez días en alcanzar el 75% de implantación, pero este proceso tomará treinta días cuando la temperatura media diaria se ubica entorno a los 10 °C (invierno). Por consiguiente, sugerimos planificar nuestras siembras con tiempo, coordinar con contratistas y hacer máximos esfuerzos para que las pasturas se siembren en la mejor fecha. A modo muy general y sujeto a ajustes por zona y año, podríamos decir que el mes para sembrar verdeos de avena es febrero, el mes para sembrar verdeos de raigrás es marzo y las pasturas perennes las sembraríamos en abril.

7.   Control de malezas a la siembra y herbicidas residuales para el período de implantación

Antes de sembrar (pre siembra) o luego de sembrar y antes de que emerja la pastura sembrada (pre emergencia), recomendamos realizar una última aplicación del herbicida glifosato preferentemente acompañado de herbicidas residuales que permitan contener la emergencia de malezas durante el período de implantación. Esta aplicación, que a veces parece innecesaria, suele resultar de alto impacto, contribuyendo al éxito de la pastura y manifestándose positivamente en la producción de forraje del primer año y en la persistencia de la pastura.

8.   La operativa de siembra

Varios son los aspectos a considerar en la operativa de siembra y cuidar cada uno es imprescindible para alcanzar el resultado buscado:

  • Regular los dosificadores de semilla y fertilizante considerando las densidades elegidas.
  • Regular la profundidad de siembra cuidando no excedernos. Las especies forrajeras tienen semillas pequeñas y plántulas no logran emerger cuando la siembra resulta profunda.
  • Ajustar el mecanismo tapador o usar una rastra para asegurar un buen contacto semilla – suelo.
  • Colocar al menos parte del fertilizante en el surco para aumentar la proximidad entre las plántulas y el fertilizante, aumentando la eficiencia del fertilizante aplicado y dando nuestras plantas una ventaja frente a las malezas. El fertilizante colocado dentro del suelo estará además menos expuesto al lavado por escurrimiento superficial, que puede terminar contaminando cursos de agua si ocurren lluvias intensas luego de la siembra.
  • - Sembrar a una velocidad moderada, que permita un buen trabajo de los cuerpos de siembra, copiando las irregularidades del terreno.
  • - Cuando se trate de una pastura perenne de largo aliento, consideremos la posibilidad de hacer una doble pasada para lograr una mejor cobertura del suelo. Esto se traducirá en una más rápida intercepción completa de la luz, mayor competencia con malezas y mejores condiciones de piso para el pastoreo.

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